El tiempo en ajedrez
Mar 19 Oct 2021
El gran maestro Jan Markos nos deleita con una partida disputada entre McShane y Nigel Short en Londres en 2009. Un ejemplo de la utilización del tiempo en ajedrez
En el magnífico libro Ajedrez bajo la superficie, Jan Markos trata, entre otros temas, de la diferencia de pensamiento entre un gran maestro y un aficionado. Un capítulo de este libro hace hincapié en el factor tiempo, y qué circunstancias pueden ralentizar un ataque, aunque manteniendo una posición dominante para sus piezas. Personalmente he disfrutado mucho con la lectura de este trabajo (Daniel Elguezábal), por su enfoque original y los muchos y buenos consejos de su autor. La Federación Inglesa de ajedrez le otorgó en 2018 el título de "libro del año". A continuación un ejemplo:
L. McShane-N. Short
Londres 2009
Los dos diagramas siguientes corresponden a la partida Luke McShane-Nigel Short.
Por favor, trate de compararlos y trate de estimar cuántas jugadas han transcurrido entre uno y otro. ¿Tres? ¿Seis?
Lo cierto es que, entre una y otra posición, se han realizado ¡treinta jugadas! ¿Cómo es posible que dos fuertes grandes maestros tengan tan poco aprecio por el tiempo que no hayan logrado mejorar su respectiva posición en treinta jugadas?
La respuesta es que, precisamente por ser ambos fuertes grandes maestros, no han querido que sucediese nada en tanto tiempo.
Las posiciones de estos diagramas tienen un carácter bloqueado: las piezas apenas están en contacto. A fin de modificar el carácter de la posición, debería producirse una ruptura, lo que significa que habría que avanzar peones. Sin embargo (y esto es importante) un bando no puede permitirse avanzar sus peones. La estructura negra tiene peones doblados en las columnas "c" y "g" y, como ya sabemos, esta formación es muy sensible con respecto al avance. Normalmente, cada movimiento de peones doblados crea una debilidad. Las negras, por tanto, no pueden abrir la posición y sólo pueden esperar a que las blancas em-prendan alguna actividad. Short es consciente de esto y, en consecuencia, espera pacientemente.
Las blancas, por otra parte, pueden abrir la posición (con la ruptura h3-h4; o quizá incluso con b2-b3). Sin embargo, no se apresuran a realizarla y maniobran con sus piezas aquí y allá. Hay dos razones para esta manera de operar: además de permitir al jugador elegir el momento propicio para la ruptura, también es incómodo para el oponente. McShane ganó en 163 jugadas.
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