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Alexander Alekhine es el cuarto campeón del mundo oficial de ajedrez, nació en Moscú. tal día como hoy, 31 de octubre, en el año 1892

Sáb 31 Oct 2015
por El Maestro

Alexander Alekhine es el cuarto campeón del mundo oficial de ajedrez, nació en Moscú. tal día como hoy, 31 de octubre, en el año 1892

Alekhine pertenecía a una familia de la aristocracia rusa, hecho que fue muy relevante en su vida, su madre le enseño a jugar y en sus primeros años tuvo la dificultad que por su edad no le permitían acceder a los locales en los que se jugaba al ajedrez. Se cuenta que en su formación en la Escuela Imperial Superior de Leyes para nobles apenas tenía tiempo para estudiar ajedrez y se pasaba horas en plena clase calculando variantes a la ciega, lo que le permitió desarrollar una gran capacidad de análisis.



En 1914 se graduó, no obstante ya disputaba torneos desde años antes destacando sus victorias en Estocolmo en 1912, en Scheveningen en 1913 y el Campeonato de Rusia de ese mismo año. En 1914, recibió también el título de gran maestro que le fue entregado directamente por el Zar Nicolás II. Tras ganar el torneo de Mannheim de ese mismo año empezaron sus penalidades que le obligaron a estar ausente de los tableros alrededor de seis años, Mientras Alekhine se hallaba en Mannheim (Alemania), estalló la Primera Guerra Mundial, y él y otros ajedrecistas rusos fueron retenidos en el campo de Rastatt. Alekhine, que aprovechaba el tiempo de prisión jugando sin tablero con Bogoljubov, fue liberado a finales de año gracias a las peticiones de su familia a través de la Cruz Roja Internacional.

Tras ser liberado volvió a Rusia, donde continuaría su drama personal al verse sumergido en la Revolución de Octubre. Tras el triunfo del ejército rojo, la familia de Alekhine fue desposeída de todos sus bienes y fue perseguida. Alekhine fue detenido y condenado a muerte, Por suerte para él mientras estaba detenido, Leon Trotsky, gran aficionado al ajedrez, reconoció a Alekhine y medió en su liberación, aunque no pudo evitar ser despojado de todas sus pertenencias, En el año 1921 huyó de Rusia y fijó su residencia en Paris, no obstante antes de irse de Rusia volvió a ganar el fuerte Campeonato Ruso de 1920.

Tras esos años de penalidades, Alekhine pudo dedicarse plenamente al ajedrez ganando en 1921 tres grandes torneos: Triberg, Budapest y La Haya, donde se dieron cita los grandes de la época. Durante estos años se dedicó a estudiar concienzudamente el juego de Capablanca porque su obsesión era ser campeón del mundo destronando al “invencible”. Sus derrotas contra el genio cubano sólo servían para que Alekhine perseverara en su preparación.

Alekhine siguió varios años mostrando su maestría, mientras se doctoraba en Derecho en la Universidad de Paris y se nacionalizaba francés, empezó a buscar patrocinadores para enfrentarse al campeón Capablanca, se requerían 10.000 dólares para poder retar al cubano, estas condiciones recibieron el nombre de “el muro dorado” y hacían realmente difícil retar al campeón, otros grandes jugadores no pudieron reunir esa suma como Rubistein o Nimzowitsch, pero tres jugadores si lo lograron: Alekhine, Bogoljubow y Vidmar. Tras el resultado del torneo de Nueva York de 1927 donde Alekhine fue segundo tras el genio cubano, Alekhine se ganó el derecho a ser el aspirante al título.

El lugar elegido para el duelo fue Buenos Aires, en septiembre de ese mismo año, ganaría el que venciera en seis partidas. Capablanca era claro favorito después de su clara victoria en Nueva York pero cometió el error de minusvalorar a su rival y prepararse escasamente para el duelo, pues Alekhine nunca le había vencido en el tablero, su balance eran 5 victorias y 7 tablas. Nadie apostaba por el ruso, pero Alekhine estaba muy preparado y había estudiado en profundidad a su rival y tras disputar 34 partidas, con 6 victorias para Alekhine y 3 para Capablanca (las restantes 25 partidas acabaron en tablas), el ruso, nacionalizado francés se proclamaba campeón del mundo.

Alekhine había logrado derrotar al jugador que todos consideraban invencible y se permitió el lujo de tirarse una año sin jugar ajedrez dedicándose solo a exhibiciones, tras su inactividad volvió venciendo en el torneo de Bradley-Beach donde sólo cedió unas tablas. Entonces en una decisión tremendamente polémica decidió rechazar el justo desafío de Capablanca para disputar una revancha y prefirió enfrentarse a Bogoljubow, al que derrotó (+11 -5 =9) con claridad, reteniendo de esta manera el titulo.

En los años posteriores, Capablanca intentó desafiar varias veces al campeón pero este que temía tremendamente al cubano fue rechazando cada uno de los ofrecimientos, mientras ganaba gran cantidad de torneos siempre evitando enfrentarse a Capablanca llegando a rechazar participar en los torneos que participaba el otro y obligando a los organizadores a elegir a quién invitaban de los dos. En ese periodo de 1930 a 1934, Alekhine logró grandes resultados: ganando sus nueve partidas disputadas en la Olimpiada de Hamburgo de 1930, Torneo de Bled de 1931, Londres, Berna y Pasadena de 1932, Paris de 1933 y Zurich de 1934.

En 1934 volvió a poner su título en juego y volvió sorprender al público al rechazar a Aaron Nimzowitsch (y por supuesto a Capablanca), que era el claro merecedor a ese duelo por sus resultados espectaculares durante esos años, pero privilegios del campeón decidió volver a enfrentarse a Bogoljubow, al que incluso rebajo las cifras económicas para el duelo y volvió a vencerle (+8 -3 =15) con comodidad.

Alekhine volvió a poner el título en juego en 1935, de nuevo evitó a Capablanca y aceptó el reto del holandés Max Euwe del que antes del duelo se permitió el lujo de decir:
“Euwe no conseguirá ganarme ni tres partidas”.
Alekhine incluso se permitió el lujo de llegar completamente borracho al inicio de una de las partidas, tras un comienzo bastante igualado, los problemas de Alekhine se hicieron evidentes y Euwe acabó imponiéndose en lo que era a priori una gran sorpresa por (+9 -8 =13).

No obstante, Alekhine se recuperó de este mazazo y logró rehabilitarse de sus problemas con el alcohol. Euwe fue mucho más caballeroso que lo que él había sido con Capablanca y aceptó disputar un duelo de revancha en 1937. Un Alekhine esplendoroso y muy preparado contra el juego de su rival se impuso cómodamente por (+10 -4 =11). Euwe esperaba un rival mermado por sus problemas físicos pero fue derrotado por un rival en plena forma.

A partir de esta victoria, debido a su recaída con el alcohol y otros problemas varios, unidos al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Alekhine no volvió a poner en juego su título. Jugaba torneos con resultados sorprendentes o arrollaba en algunos o sufría dolorosas derrotas en otros, a su declive contribuyó el hecho de que se le consideraba a favor de los nazis lo que en los últimos años de la Guerra le obligó a trasladarse a España y Portugal donde vivió y jugó algunos torneos hasta su fallecimiento en Estoril el 25 de Marzo de 1946, con su figura bastante denostada en Europa. Es el único campeón mundial que se llevó a la tumba su corona.

Alehhine fue un jugador de gran talento, es considerado un gran jugador de ataque, probablemente el primero no guiado por fines no románticos, apoyaba su juego desde posiciones seguras sin lanzarse a lo loco en el ataque pero aplicando esquemas tácticos de ataque muy elaborados.
A nivel aperturas nos dejo la refinación de muchas variantes y dejo para la posteridad el nombre de la defensa Alekhine.

Una de esas nuevas defensas que se atrevían a enfrentar el juego clásico, donde el negro cedía al blanco el centro con idea de atacarlo posteriormente desde los flancos una vez el avance de los peones centrales pudieran hacer de estos un objetivo asequible.
Es importante aclarar la controversia que hay con su apellido, siempre en España le habíamos conocido como Alekhine, que se basa en su pronunciación en inglés, pero en los últimos años se ha puesto de modo el uso de la grafía Aliojin que es más cercano a su pronunciación en ruso.

Por último algunas curiosas frases que nos dejó para la posteridad Alekhine:

"En los torneos importantes no hay que temer a la perdida de una partida, sino al decaimiento del ánimo que ello puede ocasionar".

"Alguna vez los hombres tuvieron que ser semidioses; si no, no habrían inventado el ajedrez".

"La apertura de la posición en el centro terminará siempre por favorecer al bando que tenga superioridad de espacio".

Alekhine es sin duda uno de los mejores jugadores de ajedrez de todos los tiempos, por desgracia siempre quedará lastrada su fama por el hecho de no haber concedido el obligado reto de revancha a Capablanca que hubiera sido sin duda uno de los "matches" más sonados de la historia del ajedrez.

JESÚS VÁZQUEZ





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