Para conocer el pasado primero se debe conocer el futuro. Este intrigante lema del doctor Jack Kotik aparece a menudo en las historias de Raymond Smullyan y nos revela algo importante que está en el origen de su ingenio. Nos remontamos al año 1925. Con tan solo dieciséis años, Smullyan compuso su primer problema de ajedrez, algo sencillo y convencional. Sin embargo, los comentarios de un amigo le dieron una idea fascinante y rápidamente se puso a trabajar para componer un problema de análisis retrospectivo. El concepto apenas era conocido en Estados Unidos, ya que había sido desarrollado por un pequeño grupo de ajedrecistas en Europa. Desde entonces, Smullyan no dejó nunca de inventar y escribir. En la década de 1940, se le ocurrió que este tipo de problemas era ideal para ser incorporado en cuentos. Inspirado por Lewis Carroll, concibió entonces la noción de historias en las que las piezas de ajedrez fueran, ellas mismas, los personajes dramáticos. Los caballeros de Arabia se adecuaban a estas exigencias: Haroun Al Rashid sería el rey blanco; su gran visir sería el alfil y así sucesivamente. Misteriosos héroes y cautivantes retos te están esperando